28 julio, 2010



Era de tez morena y una belleza sublime. Sus maneras algo raciales, incluso flamenconas y su rostro estaba algo curtido por los años. Alguna que otra cornada ya había dejado mella en su alma y mostraba un semblante sutilmente apenado que congeniaba con la incertidumbre que se encendía en sus ojos ante un futuro incierto.

Su mirada nostálgica evidenciaba que antaño hubo tiempos mejores. Ensimismado, conseguí acordarme de todo cuanto Ella había sido. Recordé que todas las grandes figuras de la historia dejaron su sello en alguna de sus tres monumentales casas en las que Ella habitó, y que allí también fue derramada la casta y sangre de los más prestigiosos hierros ganaderos. Supe también que su gracia y belleza habían cautivado a los grandes de la literatura, pintura, música o escultura y que ilustres intelectuales habían quedado extasiados por su aroma de misterio y grandeza. Tampoco olvidé que hubo un tiempo en el que Ella fue capaz de encandilar y hacer vibrar a todo un pueblo, antes llamado España.

Sin embargo, la última vez que supe de Ella las cosas ya no rodaban así de bien. Andaba algo renqueante de salud y se lamentaba de que los llamados taurinos, aquellos que todo le debían, se mostrasen con una indolencia y dejadez aplastantes y mirasen hacia otro lado ante su estado tan delicado. Se mostraba muy dolida al ver como únicamente se preocupaban de “trincar” y llevarselo calentito a casa…
Ella intentaba disimular su pavor cada vez que recordaba que unos pocos querían acabar con su vida. Al parecer, estos la tachaban de cruel y violenta, cuando la realidad era que la odiaban por tratarse de una mujer cuya fragancia evocaba costumbres para ellos repugnantes .Aun así, Ella sacaba fuerzas y atesoraba unas ganas tremendas de salir hacia delante. Su expresión se tornaba hasta rebosar de júbilo cuando alguien mencionaba el nombre de José Tomás, el que había de ser su último gran amor.

Esta mañana me llega la noticia de que Ella ha sido cruelmente asesinada. Ha sido en Barcelona, ciudad que se jacta de democrática y avanzada pero que atenta contra el principio elemental del ser humano: la libertad. Dicen que, antes de morir, sus últimas palabras fueron destinadas a todos aquellos que la amamos. Nos animó a estar más unidos que nunca, a no dejarnos ganar la pelea. Nos suplicó también de corazón que cuidemos y respetemos al toro bravo por encima de todo, que es el tesoro más preciado que Ella nos deja.


Descansa en Paz

Por Carlos Dahl.

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