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Ya se ha ido Mayo.Ya ha cogido sus maletas llenas de color, de risas y de vanidad.
Ya se marcha por donde vino, con algo menos de ropa, con un chubasquero menos y un paraguas olvidado. La princesa vuelve a su retiro, donde compone cada recuerdo de lo vivido y cada flor que ha nacido con su presencia. Después de su coqueteo con Córdoba, se retira. Vuelve a sus aposentos. Deja con ganas de más. Con esa sensación de no terminar, se va con su soledad. La soledad de la gran dama, dueña de su vida y de su destino.
Ya no podremos mirar desde la ribera y observar la Catedral charlando con el geranio. Ya no podremos pasear admirando la preciosidad de la claridad. Ya se fue Mayo. Nos sabe a poco su presencia. Contaminados de su alegría y ajetreo volvemos a la realidad. Con un golpe seco de calor. Todo se acabó. Un año que esperar y mil vivencias con las que añorar, que con su presencia nos vuelva a deleitar.