02 octubre, 2010

El sabor de la torería

Torería. Esa forma de expresar. Esa forma de sentirse torero, en torero. Todas las ventas hoy, 2 de Octubre, rezumaban torería desde cualquier poro, desde cualquier rincón. La emoción embriagaba a cualquier alma que alli se encontrase. Las cosas con torería, saben distinto. Con ese punto de sal, con ese punto de emoción que hace que nuestra fiesta sea grande.
Con pocos naturales, impregnados de ese toque, de ese punto, y con dos estocadas por todo lo alto, sin florituras, ni preparaciones, ni muñequeras, ni pitos, ni gaitas, conquistó el corazón de Las Ventas. Abrió el corazón de todos aquellos que estaban. Con nostalgia, disfrutando como si no hubiera mañana. Con humildad y reinvindicando un concepto que va más allá de la propia pureza, "de capotes y muletas lazios" tal y como lo expresaba el maestro Muñoz, un concepto bohemio, basado en el romanticismo. De lo que ya no queda. De lo que nos gusta ver, hartos ya de lo mismo, de tanto toreo sin improvisación y de tanto toreo simétrico. Es necesario esto. Es necesaria la emoción. Y es necesario el disfrute del torero, que el lo sienta, y que haga lo que quiera en el momento que quiera.
También, la firmeza y la estocada de Curro Díaz, de lo que ya no queda. Y los naturales rotos, por abajo, de Morenito, han hecho ir a los anales una parte de este 2 de Octubre.
La puerta grande fue un monumento a la felicidad. Todo ha transcurrido con tanta nostalgia y romanticismo, que pareciera que viviéramos en la Epóca dorada del toreo. Pero no. En el S.XXI más que le pese a algunos, esto sigue vivo.
La mejor defensa de nuestros valores, todos ellos, por encima de una sociedad decadente, ante la cual hay que mostrarse orgulloso de sentirse aficionado a esta fiesta, a "esta liturgia", son tardes como esta.
Y por último, que bonito es ver una buena estocada, y que solemne es la muerte del toro bravo.