20 abril, 2010

Lecciones.


Por fin una tarde soleada en la feria de Abril. Llegaba el esperado Lunes de pescaíto, la llamada corrida del arte. Cartel sin igual; un reencuentro, la espera y una bienvenida, o lo que es lo mismo Julio Aparicio, Morante de la Puebla y Cayetano.
La tarde se las prometía. Se las prometía porque el ambiente era el propicio, los toreros dispuestos y con poco que se dejaran los animales, veríamos cosas...(Lo mismo de siempre).
Llegó Morante, con buena cara, y con un terno, de estreno, albero y azabache, y salió el primer toro, para Julio Aparicio. Morante le ejecutó un gran quite, muy sentío, con más corazón y sentimiento, que técnica. Solamente como componia el cuerpo, la gente empezaba el olé. Se lo pasó cerca y anduvo apurao con la media verónica y remató con una larga templando al burel. La plaza se calentaba, tanto por esto, como por el otro quite que Julio instrumentó, por una vez pensamos que las cosas salían. Luego, ese toro, se fué por encima del torero... pero eso, es otra historia.
Salió el primero de Morante, precioso de hechuras. Con cara, pero sin demasiada, bajo de agujas y castaño; pa ponerle un piso. Pero como siempre, la mala suerte es compañera de viaje de Jose Antonio, y se estrelló contra un burladero y partió el pitón. La tarde empezaba a truncarse un poquito. Y salió el sobrero, y ya no fue lo mismo. Morante lo intentó torear con el capote, dejando seis verónicas y una media muy templada, el manejo de capote de este torero está cogiendo unos enteros, que nadie sabe donde puede llegar. La lidia transcurrió con normalidad, y llegó por fin la muleta. Morante se acopló con el. El toro iba y venia, sin mucha emoción y embestía con algo de ritmo. Él, fue capaz de dejar dos tandas con la derecha de cante grande levantando una vez mas a la maestranza, la cual sigue y sigue esperando. Lo intentaría por el lado izquierdo pero no hubo el acople necesario. Pinturas fueron los detalles de torería al final de la faena y de tauromaquia de antaño, de la añeja, de esa que rezuma aceite, sabor a queso y olor a taberna. Dejó algo menos de media estocá y la Maestranza calló, esperando, esperando y esperando una vez más.
Apareció por chiqueros el quinto toro bis, sobrero de Javier Molina, feo, feo y feo, sin paliativos, despues de una decisión algo tomada a la ligera por el presidente al devolver al quinto "oficial". Con este toro la sensación era de que no podría ser, de que no podría llegar el triunfo, y que nos qedaríamos con las ganas de ver a Morante en este Abril.
Pero hay que tener cuidado con lo que se piensa, hay que tenerlo, porque el que hay delante no es un cualquiera, no es un simple torero con duende y apariciones fugaces.
La lidia fue fea, no se le hicieron las cosas bien. Cuando Morante cogio la muleta, pensábamos que llevaba la espada de verdad, que le qedaba al toro dos telediarios. Pero no, estaba en su Sevilla, en su Maestranza, y empezó la lección. Lección de compromiso, lección de torería, lección de saber y de valor sereno.
No hubo acople en los primeros compases, aunque si muletazos buenos.En el centro el toro no la quería, la muleta era enganchada, teniendo que cambiar y hasta en dos ocasiones. Morante lo cerró, y un poco de perfil, tiró la moneda. Ahí el toro si iba, y Él tragó, y aguantó. Tiró de orgullo, y de ese valor de saber esperar a los toros. Los pies firmes y las muñecas rotas. Se peleó, se peleó con ese genio sinigual, con esa templanza acompasada con la cintura desgajada, dejando tres tandas muy buenas, deleite de Abril. La musica empezó a tocar, y la gente estaba con él.
Los remates por bajo, pasandoselo cerca, valían el oro de la Giralda. Volvió a coger la mano derecha y volvio el torero a romperse. Cogió la izquierda y hubo verdad ahora lo que tocaba era el clarín avisando de que no se habia parado el tiempo, tal y como parecía. La espada tocó en hueso y a la siguiente media estocá, aún asi la gente le pidió la oreja.
Es una pena, que no le embista uno de verdad. Es una pena, que en su Sevilla no le salga el toro soñado por todos los aficionados, porque despues de la lección de ayer, estamos aún mas seguros de lo que es este torero y de lo que guarda en su interior, de su concepto, tan diferente y tan distinto.
Triana volvió a esperar, la calle Betis, tendra que aguantar, otro año más, sin verlo surcar el mar de gentío, de la otra orilla, cuando la del principe dice de abrirse.
Estoy seguro que Morante tiene la llave, tiene la clave secreta para que se abra de par en par. Estoy seguro que dentro de poco lo veremos abrazar el triunfo en su plaza.. pero habrá que esperar, esperar y esperar.

17 abril, 2010

FIGURA MÁXIMA DEL TOREO.

Esto es un blog morantista, y siempre lo diré, no se habla nada más que las virtudes y delirios de Jose Antonio. Pero los sentimientos, son los sentimientos, y las sensaciones mandan. Mandan, porque ayer lo que se vió en Sevilla fue grande, muy grande. Julian, pudo cumplir su sueño de la Pta del Príncipe, por fin, y saldar su pequeña cuenta con Sevilla. No voy ha hablar de técnica, de como estuvo con el toro, de la extraordinaria calidad del primero toro y lo bueno que fue su segundo. No voy ha hablar del desarrollo que ha tenido su toreo, con el cual, la afición de un servidor evolucionó, lo cogió de la mano con 10 años con las banderillas y la variedad capotera, y lo soltó con 20, con la técnica, el natural por abajo y el descubrimiento del Morantismo hace 4 o 5 años.
La tarde de Julian fue redonda, redondisima, con la que sueña cada aficionado que haya querido ser torero, o todo aquel que sueña con ser torero y es aficionado. Los gestos de Julián ayer fueron indescriptibles. Como el abrazo en la vuelta al ruedo a su tercero, que iba llorando, por haber marrado el puntillazo del triunfo, sin consecuencias finales. O como cuando llegó al callejón llorando desconsolado. Esos gestos en una figura del toreo, tal y com está esto, no es normal. Son cosas que te llenan como persona y aficionado. Ayer pudimos ver que no hay nada mas grande que , ya no ser figura del toreo, si no, simplemente, que ya es mucho decir, ser torero, vivir en torero, luchar y que por fin llegue el triunfo esperado, se vive la plenitud maxima, la felicidad sin fin. Por todo esto, como dijo ayer Julián, merece la pena ser torero, merece la pena todo y todo queda empequeñecido.

Ayer lloré. He de confesarlo. Estuve como tres minutos llorando, sólo, en el salón, de pie, desconsoladamente. Es la primera vez que viví tan intensamente una tarde de toros. Y volví a llorar cuando lo entrevistaron en el coche de cuadrillas, cuando dijo que por todo esto merece la pena ser torero. Será que coincidimos en sueños, que coincidimos en la grandeza del toreo y que coincidimos, como todos los aficionados del mundo (afuera parte del presidente de ayer, por lo que se vió) que esto es lo mas grande del mundo, y que nada, hay comparable.

14 abril, 2010

No tiene mejor definición

Todo lo que los Morantistas pensabamos y sentíamos cada vez que Morante lo intentaba con el medio-toro. Sólo Molés podría definirlo así:
"En Sevilla con el toro en los límites Morante avisa de que está cerca el diluvio universal. La tarde en que se rompan las compuertas y que algo muy grande va a pasar en Sevilla o en Madrid. Atentos al seísmo. Él está en su punto, la gente predispuesta; y sólo falta encontrar un toro que además de bueno, sea bravo y emocionante. Y Morante será Noé subido en un transatlántico de torería".

No hay más, sólo eso. Un transatlántico de torería. Un mar desbocado, un viento huracanado, imposible de contener. Se desparramará, de manera decisiva, y por fin, el tarro de las esencias y sus consecuencias no sabemos cuales serán ni las podemos imaginar. Será el momento de la llegada del Mesías, la llegada de eso que tanto anhelamos, y va a ser en los escenarios mas grandes y únicos para demostrar tal sentimiento. Las Ventas o la Real Maestranza de Caballería, las que te dan o te quitan.
Morante, navegará entre nuestras almas y amarrará dentro de nuestro corazón.
Morante, dispuesto, la mejor arma que tiene la fiesta, el mejor paradigma de todos los valores que defendemos.

08 abril, 2010

¿A que huele el azahar?


Una madrugá cualquiera, la primera que viviría de manera plena, caminando con gustosa compañia, nos adentrabamos en el mar del bullicio, de la bulla. En el altozano se reunían cientos de almas dispuestas a disfrutar de la pasión, a observar como suelta amarras ese transatlántico trianero, ese paso marinero, para dirigirse, con único rumbo, hacia el corazón de la sevillanía.
Entre tanta alma junta, solo una. Sólo una con su misterioso halo, pero que desapercibida pasaba. Sólo una la que se encontraba allí, brillando con luz propia, como uno más, con la humildad del genio, del que se sabe capaz, del que sabe que puede. Sin inmutarse, simpático, genial. Entre tanta algarabía, entre tanto abarrotar, surgió lo imprevisto; en un segundo todo calló, y solo se le escucho a Él, solo su voz. Una pregunta de dentro, del alma. Una pregunta melancólica y nostálgica, y llena de sabor. Una pregunta al aire, para no encontrar respuesta, para que se fuera, como el susurro que no volverá, como la florecilla, que seguro, marchitará. ¿A que huele el azahar?, y así, quedo todo. Así en suspenso, en un interminable esperar.

¿A que huele el azahar?
A cante jondo, por soleá
a verónica, con abierto compás,
barbilla en pecho, codilleando,
sin más.

¿Que a que huele el azahar?
A Jose Antonio,
al de la puebla,
a campo, marisma y mar.
A la esencia pura del arte,
a una caricia, por naturales,
a aires de antaño, a lo de antes.
Simplemente, a Morante.