08 abril, 2010

¿A que huele el azahar?


Una madrugá cualquiera, la primera que viviría de manera plena, caminando con gustosa compañia, nos adentrabamos en el mar del bullicio, de la bulla. En el altozano se reunían cientos de almas dispuestas a disfrutar de la pasión, a observar como suelta amarras ese transatlántico trianero, ese paso marinero, para dirigirse, con único rumbo, hacia el corazón de la sevillanía.
Entre tanta alma junta, solo una. Sólo una con su misterioso halo, pero que desapercibida pasaba. Sólo una la que se encontraba allí, brillando con luz propia, como uno más, con la humildad del genio, del que se sabe capaz, del que sabe que puede. Sin inmutarse, simpático, genial. Entre tanta algarabía, entre tanto abarrotar, surgió lo imprevisto; en un segundo todo calló, y solo se le escucho a Él, solo su voz. Una pregunta de dentro, del alma. Una pregunta melancólica y nostálgica, y llena de sabor. Una pregunta al aire, para no encontrar respuesta, para que se fuera, como el susurro que no volverá, como la florecilla, que seguro, marchitará. ¿A que huele el azahar?, y así, quedo todo. Así en suspenso, en un interminable esperar.

¿A que huele el azahar?
A cante jondo, por soleá
a verónica, con abierto compás,
barbilla en pecho, codilleando,
sin más.

¿Que a que huele el azahar?
A Jose Antonio,
al de la puebla,
a campo, marisma y mar.
A la esencia pura del arte,
a una caricia, por naturales,
a aires de antaño, a lo de antes.
Simplemente, a Morante.

1 comentario:

  1. Os recomiendo la lectura de La Charpa del Azabache. En ella hay un post titulado "la bohemia de una silla", que os puede resultar de interés.

    www.lacharpadelazabache.com

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