02 agosto, 2010

DESAZÓN.


Desazón.

Desazón. Esa es la palabra. Ese es el sentimiento que siente uno, como aficionado, y como español. Todos estos acontecimientos que recientemente nos han golpeado en nuestro ser más íntimo, producen, entre otras cosas, eso, desazón.

Desazón, porque si no hacemos algo inmediatamente, no habrá más toros en la Monumental catalana. Desazón, porque vemos como los políticos, que deben de representarnos, lo único que hacen es luchar por su propio interés y beneficio, sin tener en cuenta a los ciudadanos. Desazón, porque no hay educación taurina a niveles básicos. Los niños de ahora sólo escuchan los argumentos antis y no tienen referencia taurina alguna, salvo alguno que otro, y debemos denominarlo privilegiado, que tiene la suerte de que sus padres le inculquen la sensibilidad y la cultura taurina, pudiendo elegir más tarde si acudir o no a las plazas.

Desazón, porque parece que la reacción de las figuras ha llegado algo tarde. Está bien que se reúnan y hagan una piña, pero antes. No es necesario esperar hasta el extremo catalán para tomar medidas.

Desazón, porque la mesa del toro no se moderniza y sigue con sus festivales cuando lo que tenia era que fomentar la cultura taurina entre todos los ámbitos de la sociedad.

Y en definitiva, desazón y pesimismo, porque la incoherencia es reina de la clase política. La base de sus argumentos, y la base de su ser. La incoherencia, esa que no debería estar presente en ningún lugar de la política española, en ningún parlamento. Esa que hace que se tomen las medidas más inoportunas posibles y que se prohíba la libertad dentro de un estado democrático. Esa, que hace, que el Presidente de la Comunidad Catalana vote a favor de la prohibición, siendo aficionado. Esa, por la cual se aprovecha el animalismo y sus fallidos argumentos, para sacar tajada nacionalista. Esa, por último, por la cual se ha cometido el mayor atentado contra la libertad individual en nuestra reciente historia democrática.

España se desmiembra. Y eso es lo peor de todo. Que mientras unos pocos parlamentarios aburridos, se preocupan por abolir nuestra afición y nuestra propia libertad, hay miles de problemas que solucionar en un país, sin economía, patriotismo y casi ya sin cultura propia.

Si antes parecíamos ser un país de segunda y no estar a la altura de la U.E , ahora lo somos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario