Suspiro, eso fue su zurda. Un suspiro, una levedad. Todo tan simple, y tan complejo a la vez.
Hablandole, susurrandole, acariciandole, en definitiva, suspirando el natural. Todo con ese aire de bohemia antigua, con esa estampa a color, pero con alma en sepia.
En la intimidad de si mismo soño el toreo al natural, y lo tradujo, con una leve mueca, con un leve suspirar.
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