12 diciembre, 2009

Era necesario..


Era necesario.
Fué suficiente.
...
Hay momentos en los cuales, se desarrolla toda la técnica, todo el oficio, todo el saber. Se pone en práctica toda la experiencia, todo lo sabido, y todo lo que queda por saber. Se realiza lo soñado, la faena que se quiere, y como se quiere. Pero no salen las cosas, no terminan de salir, no se está agusto, empieza todo a nublarse y llega, el despiste, el toque a destiempo, el hueco, la colada, la voltereta, y el hule, la enfermería. Momentos de dolor, de recapacitar, de pensar en lo realizado, pero de saber estar, de reponerse, de no mostrar dolor, y de corage, de salir de nuevo a por todas, de darlo todo por una razón, por tu pasión, por tu querer, por llevar dentro lo impensable, lo que no se puede nombrar, ni definir.
...
Y volvió a salir.
Y volvió a sentir.
Y a la catedral del toreo enmudeció, y todo lo de antes, los detalles, lo efímero, atrás quedo, para conjugarse y no dejar nada al azar, para entremezclarse y la obra forjar..

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